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Crecer ya es complicado como para que tengas que aguantar tomaduras de pelo

Es una verdad universalmente reconocida_ que una empresa de desarrollo de servicios IT vende proyectos para el tamaño de la plantilla que tiene. Salvo en los casos de crecimientos súbitos o descontrolados, existe un auto-levelling entre lo que se es capaz de vender y las “bocas” que alimentar.

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Esta regla tiene una variante malvada; no crecer nunca y limitarse a gestionar un adecuado I/O de producción. Sin embargo, también se conocen modalidades mucho más benignas basadas en la asunción de cierto riesgo; esto es, anticiparse a los posibles incrementos de trabajo y tener una plantilla siempre ligeramente sobredimensionada (un 5%, por ejemplo).

¿Cuánto riesgo es capaz de tolerar una empresa? ¿cuantos fichajes no estrictamente necesarios se puede permitir sin poner en riesgo la viabilidad de todo el conjunto? En Kaleidos hemos optimizado el proceso _previo_. El de la selección. Esto quiere decir que aunque no tengamos necesidad de contratación inmediata, tenemos una lista de personas “fichables” en un periodo máximo de tiempo. Esto está bien porque es como si tuvieras permanentemente un banquillo que no estás soportando en términos de coste pero es un banquillo un tanto invisible, volátil y caprichoso y no computa para la frase de inicio de este post.

Algunos dirán “crece a base de vender proyectos que no eres capaz de producir, la gran mayoría espera a ese momento”. Es una opción pero reconozcamos que es un poco fail. A ti te gustaría que los nuevos empleados llevaran algo de tiempo imbuidos de la cultura y los procesos de la empresa antes de arrancar un proyecto completamente nuevo para un cliente. Además, las prisas pueden jugarte una mala pasada y darte cuenta demasiado tarde de que te equivocaste con esas incorporaciones.

El problema está planteado ¿de acuerdo? Permitidme irme ahora con Frodo y Sam en una narración paralela.

Kaleidos nació en julio de 2011 como un spin-off de una multinacional. 14 personas dieron su baja voluntaria y asumieron un enorme riesgo. Sin embargo, consideraron que merecía la pena intentar un modelo diferente de empresa pro-software libre de desarrollo IT. Desde el día uno todo el mundo cobró sus nóminas y tratamos el día dos de vida como un “business as usual”. Tenemos empleo muy cualificado, mentalidad internacional, conciliación personal-laboral, nuestros clientes acuden a Kaleidos para desarrollos críticos para sus negocios, no pagamos cacahuetes, contratación en plantilla, somos pro-ciencia, promovemos una cultura geek y generosa con nuestros conocimientos, contribuimos a la comunidad de software libre y valoramos co-producciones con algunos de nuestros clientes. A todas luces somos un buen botón de muestra para ese nuevo “modelo productivo” tan necesario para España. ¿Qué demonios? ¡Somos uno de los mejores ejemplos! 🙂

Ah, sí… y en nuestra web (versión inglesa) dejamos bien claro en la portada que estamos en Madrid. Estamos muy contentos de exportar esta forma de trabajar y crear nuevos productos sin necesidad de tener la sede en otro país, eso ya vendrá en el futuro.

El capital inicial vino de ahorros personales, apoyo de nuestros socios de Secuoyas, otra empresa Made in Spain, y un cliente-que-se-transformó-en-socio (buen nivel de satisfacción…). Con eso tuvimos para arrancar unos pocos meses pero fue nuestra capacidad de abordar proyectos de primer nivel lo que nos hizo viables. Por si a alguien le queda alguna duda, el único crédito a un banco que hemos pedido en año y 8 meses es un ICO liquidez de 50.000€ que podríamos cancelar hoy mismo.

Pues bien, la reforma laboral no nos sirvió prácticamente para nada. Despedir más barato no nos resuelve nuestro problema ya que no gestionamos nuestro riesgo en función de ese pasivo, sino en función de nuestra capacidad de contratar con anticipación. Las ayudas a contratación son realmente ridículas. Es verdad que si “sacas” a alguien del paro en determinadas circunstancias tienes un “descuento” en el pago a la Seguridad Social pero con eso lo único que nos dan ganas de hacer es comprar un mejor equipo informático para el recién llegado. Nosotros lo que queremos es poder contratar a cuatro personas por el precio de tres sin que ello afecte ni un céntimo al SBA que cada uno recibiría. No nos importa que nos beneficiemos de ese 4×3 sólo el primer año, es suficiente para vender con más osadía.

Si nos fijamos en los bancos y en la forma en la que fluye el crédito, la situación es casi peor. Es realmente insultante como uno tras otro los comerciales de los bancos nos visitan, nos preguntan por la empresa, se quedan “encantados” porque “más empresas como las vuestras son las que necesitamos para salir de la crisis”, se llevan toda la información financiera y de próximas contrataciones mientras nos dicen que ahora “con el líquido de que disponen sí que tienen órdenes de prestar dinero a empresas del tipo de Kaleidos”. Al cabo de unos pocos días, recibimos un escueto email informando de que “la comisión de riesgos” o “el sistema informático” les da ha dado un valor de 7 plátanos en almíbar en lugar de 12 mojitos con azúcar moreno y que no pueden darnos ese ICO, pero que tienen un préstamo al 12% que seguro que nos puede interesar. Hasta ahora nunca han revelado qué variable o indicador nos ha “bajado” la nota para entender cómo funciona ese all-mighty sistema informático con 100 campos varchar(255).

Por favor, por favor… dejen de tomarnos el pelo. Ni por la vía pública ni por la vía privada hay una respuesta a la ALTURA de lo que se necesita. Si no hay dinero o el que hay (o ha llegado del rescate) sigue estando para tapar unos pufos descomunales, pues no nos cuenten milongas. Hay una gran diferencia entre una necesidad de liquidez puntual (desfase en el flujo de caja) y un crédito de toda la vida, pero ellos, siguiendo escrupulosamente la famosa regla de “presta dinero sólo al que no lo necesita”, la han mutado a “presta dinero al que realmente te lo podría estar prestando a ti”.

¿Cuál es la conclusión?

Si Kaleidos pudiera crecer fácilmente contratando por encima de lo estrictamente necesario, bien por reducción temporal de cuotas a la SS o por un crédito más fluido (sin usura), generaríamos más empleo de calidad y multiplicaríamos nuestra potencia de fuego, llevando a cabo proyectos cada vez más arriesgados, invirtiendo más en producción propia y adelantando el arranque de los proyectos de nuestros clientes. Esto significa que venderíamos MÁS automáticamente. No es magia, es una cuestión de actitud y tranquilidad. Reduciéndolo a un ejemplo trivial ¿qué comercial crees que venderá más? ¿aquél que sabe que tiene un equipo de tres cracks u otro que tiene a un equipo de tres torpes? Pues si funciona con la calidad, también con la cantidad.

Para nosotros, el año 2013 tiene mejor pinta ahora que en diciembre de 2012, pero hay un constante WHAT IF? que a mí personalmente me irrita sobremanera.

Mientras, ahí fuera en la lluvia, el concepto de “emprendedor” lo empapa todo; la política, las tendencias hipster o las campañas publicitarias. Ya otros están advirtiendo de la inevitabilidad del hastío sobre la palabra “emprendedor” pero incluso en su variante loable se va a dar de bruces con la traición más canalla. Si lo que “desde las instituciones” se busca es una suerte de capitalización del subsidio y una conversión de parado a [autónomo | SL unipersonal ] para aligerar el coste al INEM, deberían también alertar de que en la mayoría de las ocasiones el único crédito o apoyo económico que va a fluir es el de los mismos amigos y familiares que ya nutren la bolsa solidaria. No sería una sorpresa que esta trampa se volviera contra todos nosotros en un terrible efecto boomerang con emprendedores arruinados, sin subsidio, sin poder ya recurrir a los Family&Friends…

En fin, si en algún momento cambia esta situación, tened por seguro que os lo contaremos aquí mismo con gran alborozo pues tenemos la sensación de que estamos en el nicho de empresas que antes que otras pueden palpar cambios en la tendencia. Hasta entonces, nos bastaría con que dejaran de tratarnos como bobos y que nos contaran las cosas sin pelos en la lengua, que si somos mayorcitos para arriesgarnos y emprender, también lo deberíamos ser para aguantar la verdad, por dura que sea.